Loros por naturaleza
Conductas naturales, genética y aprendizaje
Todos los seres humanos establecemos diversas relaciones y en grados distintos con la naturaleza, pero algunos de nosotros sentimos una necesidad inexplicable de relacionarnos más estrechamente con los animales.
El perro, por ejemplo, conocido como el mejor amigo del hombre, es el caso más destacado de este fenómeno interespecífico que existió, existe y sin duda permanecerá ineludiblemente en la vida del ser humano. Como especie, el perro se origina de la selección, generación tras generación de lobos mansos que se unieron a grupos nómadas humanos, es decir como consecuencia de la domesticación, hace mucho miles de años. A la fecha, existen alrededor de 400 razas distintas y todos sin excepción, dependen del ser humano para garantizar su supervivencia. Sin embargo, en nuestros días mantenemos como animales de compañía otras especies que no han pasado por este fenómeno y que siguen siendo especies silvestres, como es el caso de los psitácidos, incluyendo aquellos individuos que han nacido en cautiverio y que se han criado bajo condiciones controladas.
Al tomar conciencia de este hecho, sabemos que para ellos, vivir en nuestras casas implica un esfuerzo constante por adaptarse satisfactoriamente a un entorno distinto al natural. Es por ello que, cuando elegimos una especie silvestre como animal de compañía necesitamos tomar en consideración los requerimientos físicos, mentales y sociales de dicha especie a fin de garantizar su bienestar, pues dependerán absolutamente de lo que nosotros hagamos o dejemos de hacer.
Para cubrir plenamente sus necesidades se requiere de una combinación de conocimiento, buenas intenciones y determinación para llevar a cabo inagotablemente las acciones pertinentes. Si alguno de estos elementos desaparece o falla, el loro no contará con los recursos necesarios para adaptarse a las condiciones de vida del ser humano y manifestará desórdenes del comportamiento.
¿Cuáles son las conductas naturales de los loros?
Todas aquellas que obedecen el catálogo normal de conducta de la especie, por ejemplo:
Volar, imitar, trepar, saltar, acicalarse, anidar, cortejar, ducharse…
Vale la pena mencionar que todo comportamiento está influenciado por factores genéticos, ambientales e individuales.
Comportamiento genético
Una parte del catálogo natural de comportamiento de cada especie está determinada genéticamente, es decir, esas conductas son producto de la adaptación evolutiva de su especie. Cualquier sujeto de una especie desarrollará dichas conductas (si tiene la oportunidad) sin necesidad de verlas antes por otro individuo, es decir, sin necesidad de aprenderlas. Algunos ejemplos son:
Acicalarse, volar, trepar, imitar, cortejar, emparejarse, anidar…
Comportamiento aprendido
Otra parte del comportamiento de los animales depende de las experiencias vividas así como de la carencia de experiencias.
El aprendizaje es un proceso dinámico y está disponible a lo largo de toda la vida de los animales; entre las formas de aprendizaje más comunes están la habituación, la imitación, el condicionamiento operante, por mencionar algunas. Por otra parte, existen algunas etapas durante el desarrollo de los animales que son trascendentales para su conducta en vida adulta, como lo es la socialización. Por ejemplo:
Habilidades de vuelo, clasificación de las vocalizaciones (peligro, temor, confort…), detección de depredadores, selección de ingredientes de la dieta…
Dicho de forma coloquial, los loros desde que nacen ya saben ser loros. Y en función de su desarrollo y de las oportunidades que encuentren en su entorno irán manifestando su comportamiento natural, así como el aprendizaje que obtengan de su ambiente (otros animales, personas, instalaciones, condiciones ambientales, disponibilidad de alimento, amenazas, competencia…) les dará la información necesaria para saber cómo hacer uso de esas conductas que poseen por naturaleza.
A los loros que vivirán como animales de compañía les será de utilidad aprender durante la socialización el cómo convivir en armonía con las personas y cómo adaptarse a las condiciones de vida humana.
Está en nuestras manos ayudarles a vivir en armonía en nuestro entorno, así que la cuestión es:
De todos los cuidados que ofrecemos a nuestros loros de compañía, ¿cuáles son verdaderamente para su bienestar y cuáles son para sentirnos mejor nosotros mismos?
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