Convivencia armónica con loros de compañía: MITOS 3ra. parte.

Retomando el tema de los desafortunados mitos que existen en relación a la tenencia de loros como animales de compañía, nos encontramos con que el tema de los gritos constantes y a un volumen elevado, ha originado la fijación de ideas equivocadas como consecuencia de intentos fallidos por solucionar dicho problema por demás recurrente.

 “Si grita, tápalo con una manta o llévalo a una habitación solo y a oscuras.”

¿Por qué es errónea esta idea?

Todas las especies de psitácidos son altamente sociables. Una parte muy importante de su adaptación y supervivencia en el tiempo ha estado determinada por la protección que supone el grupo para la vida de los individuos. Es por ello que uno de los conjuntos de conductas que más manifiestan estas aves son las sociales, como por ejemplo, vocalizaciones cuando el grupo se dispersa, acicalamiento entre unos y otros o forrajeo, por mencionar algunas. Todas estas conductas sociales fortalecen al grupo y en consecuencia proveen un estado de seguridad para los individuos que lo componen.

El aislamiento o la imposibilidad de pertenecer a un grupo y desarrollar sus comportamientos sociales, supone uno de los aspectos más difíciles a los que deben adaptarse los loros de compañía cuando viven en nuestras casas. Por lo tanto, la sensación de vulnerabilidad que enfrentan durante el aislamiento es el principal motivo por el cual los loros gritan insistentemente y es también la explicación de tan alta predisposición de estas aves a “volverse gritonas”. En segundo término está la conducta condicionada, lo que quiere decir que algunos loros aprenden que si gritan recibirán la atención de sus compañeros humanos, y es en este punto donde surge el mito de aislarlos para evitar este comportamiento en el futuro.

Al igual que en los otros “mitos lorunos” la idea surge de un planteamiento cierto, pero con una interpretación equivocada.  En este caso, consiste en que la teoría del condicionamiento operante dice que la mejor forma de eliminar una conducta es ignorarla, ya que si no genera una consecuencia para el animal, no tiene sentido para éste repetirla. La equivocación está en que no podemos focalizar nuestra atención únicamente en las consecuencias que los comportamientos generan en los animales. Resulta indispensable también, prestar atención a los estímulos que los desencadenan. De tal manera que podamos actuar sobre las causas y no sólo sobre los efectos.

Puntos de modificación de la conducta en loros. Yolcati

Las principales causas de los gritos son:

Aprendizaje: El lorito ha aprendido que cuando grita recibe la atención de su grupo familiar, ya sea para bien o para mal. Esto quiere decir que la conducta es reforzada sin importar si nos acercamos a darle un juguete o una caricia para que se entretenga en otra cosa, o si le reñimos o lo tapamos con una manta. Finalmente el ha recibido nuestra atención y es lo que esperaba que ocurriera. En este caso sí es efectivo ignorarlo mientras grita y recompensarlo cuando no lo hace. De esta manera optará rápidamente por las conductas que le generan consecuencias agradables.

Frustración: Ocurre cuando el loro no tiene acceso a actividades para ocupar su tiempo, frecuentemente en estos casos los loros carecen de control sobre su entorno. Otra manifestación común de esta condición es la agresión. Para resolver esta situación debemos mejorar las rutinas diarias del loro y brindarle estímulos diversos a través de los cuales pueda desarrollar su catálogo de comportamientos naturales.

Vocalización de llamado: se trata de una conducta normal que busca la reintegración del grupo, ya que el estar aislado o separado supone una condición extremadamente vulnerable para los loros. En este caso el problema radica en el estado de inseguridad que siente el loro en su entorno o bien en la dependencia generada a su compañero humano. Esta es la causa más frecuente y desafortunadamente también la más compleja de resolver. Para tratarla debemos corregir aquellos aspectos que generan inseguridad en el ave y promover al máximo su independencia.

Tenencia responsable

En primer lugar es necesario que transformemos nuestro pensamiento en cuanto a considerar el castigo como un método efectivo para corregir la conducta -y eso puede perfectamente aplicarse también a nuestras relaciones con las personas-

Necesitamos crear un entorno cómodo y seguro para nuestro lorito y esto se refiere a que su alojamiento -la jaula, el parque de juegos y otros espacios permitidos- debe proveerle las condiciones óptimas para pueda realizar el máximo número de conductas naturales sin sentirse amenazado o vulnerable. algunos puntos concretos son:

Por otra parte, es importante que fomentemos la independencia y autonomía de nuestra aves. Esto podemos conseguirlo a través de un calendario de enriquecimiento ambiental (juguetes) y un programa de entrenamiento en el que la participación voluntaria y la posibilidad de generar consecuencias en su entorno sean los pilares.

Como vemos, si las condiciones generales en las que tenemos a nuestro loro son las óptimas, reduciremos al máximo el desarrollo de esta conducta no deseada y podremos vivir en completa armonía con él.

Punto clave

La meta es conseguir que el tiempo que nuestro loro debe permanecer dentro de la jaula sin la interacción con las personas o su grupo familiar, sea agradable y entretenido para él. Es decir, que la diferencia que existe entre estar afuera o dentro de la jaula sea mínima. De esta manera evitaremos que este buscando permanentemente salir de su instalación e interactuar directamente con nosotros.

 

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