4 formas de maltrato animal sin intención
Todos los propietarios de animales, domésticos o exóticos, sabemos muy bien que el bienestar de nuestros compañeros peludos, emplumados o escamosos, depende absolutamente de lo que hagamos o dejemos de hacer por ellos.
Por supuesto, que todos queremos profundamente a nuestros animales, entre otras cosas, porque nos aman incondicionalmente y nos hacen la vida mucho mejor. Y seguramente que a todos nos encantaría que nos dijeran que somos los compañeros humanos más increíbles y fantásticos de todo el universo, pero ¿lo somos?.
Aquí van cuatro situaciones con las que podríamos estar perdiendo el estatus de propietario responsable, aunque nuestro afán sea proteger a los animales.
1. Alojamiento:
Nuestro animal de compañía pasa la mayor parte del día en una instalación pequeña, con pobre estimulación física mental y social. La higiene de sus espacios permitidos no es la adecuada. Debe dormir y comer en el mismo sitio donde orina y defeca.
Loro: Una jaula con una o dos perchas y el mismo juguete permanentemente.
Conejos y roedores: Jaula pequeña sin refugios y sustrato escaso.
Perros: Solos en un balcón o terraza. Amarrados para evitar que escape.
Peces: Instalación pequeña, esférica, sin sustrato ni vegetación ni refugios.
2. Alimentación:
Únicamente pensamos en «quitar el hambre» y no damos la justa importancia al resto de implicaciones que tiene la alimentación en la vida de los animales (conductas sociales, forrajeo…). Ofrecemos un alimento de poca calidad, mal balanceado o no lo dosificamos adecuadamente. El agua del bebedero no se cambia diariamente.
Loro: La dieta está basada en mezcla de semillas sin importar las necesidades específicas de su especie ni su conducta alimentaria. El pienso es triturado para evitar que lo manipule con los pies y lo «desperdicie».
Conejos y roedores: Dietas no balanceadas, poco variadas, basadas en semillas y concentrados.
Perros: Piensos de mala calidad (compuestos por proteínas de soya…) Se les ofrece el alimento una vez al día o cada tercer día… Se les alimenta con restos de alimentos de la familia humana, fomentando obesidad y otras enfermedades asociadas.
Peces: Productos de mala calidad. Mala administración y manejo del alimento. Dosificación incorrecta. Sin considerar diferencias entre especies del mismo acuario.
3. Actividad física mental y social:
Nuestros animales pasan mucho tiempo solos y no disponen de opciones para desarrollar conductas propias de su especie. Carecen de control sobre su entorno.
Loro: No tiene juguetes. Todos sus juguetes son de plástico. Es forzado a participar en la convivencia diaria. No sale de la jaula nunca o casi nunca. Es dependiente a una persona.
Conejos y roedores: Viven permanentemente dentro de su instalación, sin opción a roer. Viven solos. Son manejados caprichosamente por las personas. Frecuentemente son sometidos a situaciones que los hacen sentirse vulnerables o amenazados.
Perros: No pasean nunca o casi nunca. Pasan mucho tiempo solos. Son manejados con collares de castigo o usando la fuerza para que obedezcan. Tienen poco control sobre su ambiente.
Peces: Se mezclan en la misma instalación especies que naturalmente no lo harían y se juntan especies agresivas con otras que no lo son. El ambiente no está enriquecido. Se fomenta la competencia y las agresiones entre individuos.
4. Atención veterinaria (clínica, preventiva y etológica):
- No se acude al médico veterinario para prevenir padecimientos físicos o mentales.
- No se acude al médico veterinario especialista siempre que se detecta un daño, lesión o enfermedad física o mental en el animal.
- Antes de acudir al veterinario se buscan y se ponen en práctica alternativas de tratamiento en internet, con conocidos, tiendas de animales…
- Si se puede, se opta por tratamientos “parche”, que no resuelven el problema, pero que encubren el daño en la salud del animal. Es decir se atienden los efectos pero no las causas, por ejemplo, si un loro se pica, se rocían las plumas con «fórmulas mágicas antipicaje» o se coloca un collarín en lugar de resolver las causas que han desencadenado dicha conducta.
- Sólo se va al veterinario cuando el estado físico o mental del animal está claramente deteriorado o cuando la convivencia diaria se ve seriamente dañada y supone una incomodidad o riesgo para las personas.
Como vemos, cuidar a nuestros compañeros no es trabajo fácil, tampoco es precisamente barato, pero hacerlo con responsabilidad es un plan lleno de ventajas. Nos permite poder disfrutar más y mejor de su compañía. Además, ellos se lo tienen bien merecido, pues son quienes nos demuestran su afecto y nos reciben cada día como si fuéramos las mejores personas del mundo… así que, ¿por qué no serlo de verdad?.
Si tienes dudas acerca del cuidado de tu animal de compañía, acude a tu centro veterinario de confianza.
COMENTARIOS
CURSOS YOLCATI
Categorías
- Alojamiento
- ANIMALES
- Aprendizaje
- Atención clínica veterinaria
- BIENESTAR ANIMAL
- Bienestar animal en el mundo
- Cobayas
- COLABORACIONES
- Colaboraciones en otras publicaciones
- COMPORTAMIENTO ANIMAL
- Conductas naturales
- Cría
- Enriquecimiento ambiental
- Entrenamiento animal
- ESPÉCIES
- ETOLOGIA APLICADA
- Los animales en la cultura
- Nutrición
- OTROS AUTORES
- PROBLEMAS DE CONDUCTA
- Psitácidos
- Sin Categoría
- Videos